miércoles, 16 de agosto de 2017

AMLAT: Digitados por EEUU, Colombia, Brasil y Perú preparan ataque militar contra Venezuela


Se encuentra en preparación una grave amenaza militar contra la República Bolivariana de Venezuela, en la que están involucrados, entre otros, el imperialismo norteamericano y los regímenes serviles y pro-imperialistas de Brasil, Colombia, Perú y otros.  Entérense de los detalles de estos planes por el artículo “Supuesta crisis humanitaria e intervención militar del imperio en Venezuela”, de Carlos E. Lippo, publicado el 12 de agosto en la prestigiosa revista América Latina en Movimiento; también, por el artículo “La República Bolivariana de Venezuela en el Ojo del Huracán”, de Manuel José Montañez, publicado el 12 de agosto en la web venezolana Aporrea; asimismo, por el artículo “Trump, la CIA y los publicistas”, de Fernando Vicente Prieto, publicado el 4 de agosto en la revista América Latina en Movimiento.  Entérense en dónde y supuestamente para qué se está construyendo una base yankee en el Perú y otra en Brasil; en qué maniobras militares conjuntas, dónde y cuándo participarán los ejércitos de EE.UU., Brasil, Colombia y Perú.

Disponemos de más artículos al respecto, pero en este mensaje solamente van los señalados. Después de la transcripción de la totalidad o parte de los artículos mencionados, copiamos algunos titulares de noticias y los respectivos links o enlaces con las páginas web que las publicaron, y que se refieren a las declaraciones de los siguientes funcionarios de EE.UU.: del Director de la CIA, el 24 de julio; del Secretario de Estado Rex Tillerson, el 2 de agosto, y del propio Presidente de EE.UU., Donald Trump, el 11 de agosto; todos ellos, anunciando planes para derrocar al Gobierno de Maduro y para intervenir militarmente en Venezuela.

¿Y qué dicen al respecto las organizaciones de izquierda? Con la excepción del Partido Pueblo Unido, otras guardan silencio. Llama la atención que algunos dirigentes que fueron muy diligentes para pedir sanciones contra la “dictadura” de Maduro e incluso la intervención de la OEA, ahora se hagan de oídos sordos ante estas descaradas declaraciones de altos funcionarios del régimen imperialista de EE.UU. que anuncian planes de guerra contra Venezuela y que tampoco desenmascaren y emplacen al régimen de Kuczynski, que está involucrando al Perú en estos planes guerreristas.

La República Bolivariana de Venezuela en el Ojo del Huracán

 

Por: Manuel José Montañez
Sábado, 12/08/2017

Ha surgido una propuesta de maniobras militares conjuntas ordenada por el Pentágono al ilegítimo gobierno de Temer; donde el embajador norteamericano Peter McKinley, juega un rol preponderante; sin embargo y a los fines de formalizar públicamente esas Operaciones, será o es, la parte brasileña quien invita oficialmente, al ejército norteamericano a participar. Es decir, los gringos ordenan, pero escurren el bulto, la responsabilidad y hacen aparecer como que son otros quienes los invitan.
Por el ejército norteamericano, participarían por lo menos, unos 800 hombres de las Fuerzas Especiales, denominados "Seal", en las maniobras que financiará íntegramente, Tío Sam, haciendo galas de su desprendimiento, lógicamente, siempre y cuando se trate de incrementar su control sobre la Región.
En esta patraña, también participarán los ejércitos del Perú y Colombia. Es importante destacar y recordar, que Brasil, Colombia y Perú, tienen una frontera común, que en el mapa brasileño se conoce como, "Cabeza de Perro", una especie de zona de aliviadero (Tierra de nadie), donde cohabitan grupos delincuenciales, narcotráfico, paramilitarismo e incluso, disidentes de la guerrilla colombiana que no se sumaron al "Proyecto de Pacificación" de Nariño, pues lo consideran es una patraña de Santos.
Para los Estados Unidos (léase las últimas declaraciones del asesor de seguridad Herbert McMaster en Aporrea: https://www.aporrea.org/tiburon/n312609.htlm), ellos no harían directamente la guerra al pueblo venezolano, dejando entrever, que apoyarían cualquier iniciativa militar que surja contra la RBV por parte de terceras naciones, para "rescatar al pueblo venezolano". De allí la conveniencia de que los protagonistas de estas maniobras sean tres países con quienes compartimos fronteras; en una coyuntura en la que gobiernos de la derecha desconocen y se han declarado abiertamente en contra de la voluntad popular del pueblo venezolano y su Constituyente, aprobada por más de 8 MM de voluntades.
Todo lo anterior, forman parte de una estrategia conjunta, orquestada por los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, para derrocar al presidente Nicolás Maduro Moros.
Para noviembre (fecha en que se ejecutaría el ejercicio), ellos apuestan a que deberían acrecentarse las posiciones anti constituyente y lo más importante, que éstas se desarrollarán en el marco de las elecciones regionales tentativamente programadas por el CNE, para diciembre de 2017. Dos objetivos tácticos a perturbar.
Por eso, no hay que olvidar, que la actuación de la ultra derecha en las elecciones a gobernadores, no implica que ellos abandonen sus pretensiones golpistas y desestabilizadoras. Así lo dejó entrever el diputado Freddy Guevara, en el sentido de que para ellos, su participación "es un movimiento táctico"….
Quedará de parte de la soberana ANC, legislar para que se normalice la situación política nacional y efectivamente, logremos la tan anhelada paz.
Aunque desde el punto de vista estratégico, estas maniobras no representan el inicio de una invasión militar, la realidad es que tras de ésta, se esconde un objetivo más perverso, geopolíticamente hablando. Es decir, se permitirán un "mejor estudio" del Teatro de Operaciones Sur Venezolano y a la vez, concretarán lo que sería su objetivo fundamental; valga decir, empujar hacia nuestro territorio, la mayor cantidad posible de fuerzas irregulares con las cuales acrecentarían el caos y profundizarían la crisis delincuencial en ese espacio geográfico, con la posibilidad de crear una especie de territorio sin autoridad (Tesis separatista), desde donde operaría un conveniente "Ejército Difuso" con el cual atacarían al gobierno central venezolano. Es el mismo formato creado por ellos en el Norte de África, contra Libia y Siria, actualmente sumidos en el caos.
A nuestros oídos llegó una especie (Desde una fuente muy bien informada en Planalto), sobre una entrevista entre la estación CIA y el gabinete de seguridad institucional (GSI), donde se manejó la posibilidad de aprovechar las maniobras en la frontera con Venezuela, para entregar algunos suministros y pertrechos militares a la oposición antichavista y así materializar la promesa que le hiciera el embajador norteamericano a la Sra. Lilian Tintori de VP, a través del Canciller brasileño, Marco Galvao, durante su visita a Itamaratí en mayo de este año 2017.
En ese sentido, el sátrapa de Temer, miente a su pueblo sobre lo que realmente ocurre en Planalto respecto del tema que nos ocupa y terminó cediendo (como un buen perrito echado en la alfombra), al chantaje del embajador yanqui para que aceptara y convocara las maniobras militares tripartitas a cambio de recibir apoyo político estadounidense a su usurpador gobierno; ayuda que requiere para sobrevivir pues se convirtió en el "presidente" más impopular de todos los tiempos en Brasil; disputándole el descrédito, a Macri de Argentina, Pedro Pablo Kuczynski del Perú y Santos de Colombia.
Conocimos también, que el General, Villas Boas (quebrantado de la salud), está en contra de las maniobras injerencistas, lo que ha obligado a la embajada del Tío Sam, a disuadir al bandido de Temer, a que le exija la renuncia al Sr. Gral. Vilas Boas, quien opina que: "invitar al ejército norteamericano a hacer ejercicios conjuntos, es como, enseñar al enemigo como combatirles en la selva"...
Los actuales gobernantes (brasileño, colombiano y peruano), parecen haber olvidado las históricas y viejas pretensiones estadounidenses de apoderarse de nuestra Región Amazónica (Estamos obligados a no olvidar), la más rica en biodiversidad y agua del planeta, la cual pretenden despojar bajo el eufemismo de convertirla en un "territorio bajo Jurisdicción Internacional", con el argumento de que somos incapaces de preservarla. Para ellos no somos más que cifras; es decir, somos cerca de 500 MM de habitantes (compradores y consumidores), que le garantizarían la rentabilidad a la enferma economía norteamericana. Al salir huyendo, derrotados, de Euroasia, pretenden llegar acá, a los fines de retomar el control de lo que históricamente ellos nos han considerado, su "Patio Trasero".
En su momento, el poeta y canta autor brasileño, Gilberto Passos Gil Moreira (Gilberto Gil), ex Ministro de la Cultura -hasta 2008- del compañero Lula, les respondió dignamente en la ONU, a los gringos y a sus socios Europeos, "A Amazônia é nossa"…
Es vergonzoso, pero hay que decirlo. Nos aseguran desde allá, que es tal la presión y la influencia del diplomático estadounidense en Brasilia, que por momentos pareciera que Temer no gobierna en la Patria de Anita de Garibaldi; asegurándonos en perfecto portugués:
"É incrível, mas todas as ordens do que o usurpador (ler ditador), executam, deixam a embaixada dos EUA "...
"Plateau perdeu sua majestade e foi transformado em uma pantomima"...


Supuesta crisis humanitaria e intervención militar del imperio en Venezuela


12/08/2017

Desde finales del siglo pasado y a todo lo largo del presente, la pretendida prestación de asistencia humanitaria ante crisis generadas por fenómenos naturales o de cualquier otra índole, así como la supuesta prevención de las mismas, ha sido al parecer la excusa predilecta de los EE.UU para tratar de justificar la incursión de sus tropas en el territorio de una cantidad importante de países soberanos a todo lo largo y ancho del planeta. Pruebas de ello, en el caso de Nuestra América, lo constituyen la invasión de Haití, en el 2010 y la frustrada incursión en Venezuela en diciembre de 1999.
En el caso de la invasión de Haití ejecutada en enero de 2010, que vino a ser la cuarta de las perpetradas por el imperio en ese país en menos de un siglo, ya que antes lo había invadido en los años 1915, 1994 y 2004, justificada por la necesidad de prestar “ayuda humanitaria” en ocasión del terremoto acaecido días antes, es necesario registrar como agravantes los siguientes hechos: que un reporte preparado por la Flota Rusa del Norte indicó en su momento que el terrible sismo que devastó a Haití fue el claro resultado de una prueba realizada por la Marina Estadounidense con una de sus “armas generadoras de terremotos” (el proyecto HAARP); que la asistencia humanitaria prestada por las tropas del imperio ha sido casi inexistente, ya que este país sólo ha logrado sobrevivir dignamente gracias al esfuerzo de su estoico pueblo, a la asistencia médica prestada por Cuba y Venezuela, y a su oportuna afiliación al proyecto Petrocaribe, ideado e implantado por el Comandante Chávez; y finalmente, que la malhadada ocupación imperial habrá de mantenerse, por medio de la infausta MINUSTAH, al menos hasta octubre del presente año.
En el caso de la frustrada invasión a Venezuela intentada en ocasión de la crisis generada por el deslave de la cadena montañosa del Guaraira Repano, que modificase de manera irreversible toda la topografía del estado Vargas, a causa de las extremadamente intensas lluvias caídas en la región el 15 de diciembre de 1999, día en el que se celebraba el referendo de aprobación de la nueva Constitución Nacional, es necesario y conveniente resaltar que la misma, que fue iniciada con base en la “invitación” inconsulta de un egresado de la Escuela de Las Américas, el general Raúl Salazar, quien fungía de ministro de la defensa del Comandante Chávez, fue oportunamente detenida por éste, en medio de las quejas y lamentos de la contrarrevolución de la época, que es la misma que en la actualidad sigue pidiendo a gritos la intervención. También considero oportuno señalar que aunque el deslave del Guaraira Repano parece ser un fenómeno natural cíclico, con una frecuencia de ocurrencia de más o menos 50 años, éste de 1999 es el más intenso del que se tenga registro y que la celeridad demostrada por la armada norteamericana para asistir en“nuestro auxilio”, da pie para pensar que pudo ser también un evento climático provocado por el HAARP.
Esta propensión del imperio a utilizar la excusa de la prestación de “ayuda humanitaria”, para tratar justificar sus futuras incursiones armadas en nuestra región también se pone de manifiesto por ser ésta, junto a un supuesto apoyo logístico para investigaciones científicas y tecnológicas, la casi única función declarada de las más recientes bases militares de cuya construcción se tiene conocimiento; tal es el caso de:
§  Una base militar actualmente en construcción en el Perú, departamento de Amazonas, prevista para ser terminada en agosto de 2018, bautizada con el eufemístico nombre de “Centro de Operaciones de Emergencia Regional” (COER) de Amazonas, en la que según información proveniente del gobierno cipayo de dicho país se dispondrá de un “almacén de ayuda humanitaria” de 1.000 m2, junto a las instalaciones militares propiamente operativas (2).
§  Una base cuyas instalaciones preliminares se están construyendo en la ciudad brasileña de Tabatinga, en el estado Amazonas, que haciendo frontera con Leticia (Colombia) y Santa Rosa (Perú), dista unos 700 km. de la frontera de Brasil con Venezuela, en ocasión de la ejecución de las maniobras conjuntas denominadas AmazonLog, a celebrarse entre el 6 y el 13 de noviembre próximos, con la participación de las fuerzas armadas de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú, Uruguay, Estados Unidos y Canadá (3).
§  Dos bases autorizadas en la Argentina por el gobierno de Macri, a ser construidas en la triple frontera (Argentina, Brasil y Paraguay), en las inmediaciones del acuífero Guaraní y en la ciudad Ushuaia, capital de la provincia Tierra del Fuego, cuyos límites provinciales se extienden hasta la Antártida, la mayor reserva de agua dulce congelada en el mundo (4).

No obstante, lo anteriormente dicho no significa en modo alguno que el imperio haya desechado aquellas argumentaciones falaces tales como: la necesidad de proteger la vida y los bienes de sus nacionales; la necesidad de garantizar su seguridad interior; la necesidad de promover los derechos humanos, así como la defensa contra el comunismo, el terrorismo, el narcotráfico y la delincuencia organizada, que en su momento le han permitido “justificar” más de medio centenar de intervenciones armadas, directas o encubiertas, en nuestros países, desde que en 1846 invadieran a Méjico por vez primera (5); excusas que le permitido además el establecimiento de bases militares de variadas dimensiones y usos, a todo lo largo y ancho de nuestra región, que según Atilio Borón, reconocido politólogo de origen argentino y amigo comprobado de la revolución bolivariana, llegarían ya a las 80 (6).
Entrando ya en materia sobre las probabilidades de una intervención militar gringa en Venezuela basada en razones de carácter humanitario, es necesario decir que en fecha ya tan lejana como el 22 de octubre de 2015, el general John Kelly, a la sazón comandante en jefe del Comando Sur, declaró a CNN lo siguiente: “… lo que me mantiene despierto en la noche con respecto a Venezuela es que si hay alguna crisis humanitaria importante, es decir, un colapso de la economía al punto de que necesiten desesperadamente alimentos y medicamentos, entonces podríamos reaccionar a eso. Y lo haríamos”, para agregar a continuación: “Sólo si se nos pidiera desde organismos como la ONU y la OEA” (7).
Siendo necesario recordar que en apoyo a este planteamiento de Kelly, una de las primeras acciones de la Asamblea Nacional de mayoría contrarrevolucionaria electa en diciembre de 2015, fue la declaratoria de una supuesta “crisis humanitaria en el sector salud”, hecha en la sesión del martes 26 de enero, alegando la escasez de medicinas e insumos sanitarios que sus propios partidarios habían inducido (8). Y es que la supuesta crisis humanitaria en Venezuela, negada de plano por la FAO en diferentes oportunidades, falsamente apoyada en la natural escasez de insumos importados derivada de las acciones de la guerra de cuarta generación en sus variantes diplomática, económica y financiera, que nos vienen aplicando, viene siendo materia de cuanta reunión ha propiciado el imperio en organismos multinacionales (ONU, OEA y MERCOSUR) en contra de nuestro país, así como en cuanta audiencia ha sido dada por las máximas autoridades de los gobiernos cipayos del mundo a los vendepatria voceros de la contra local.
La inminencia de una intervención militar propiciada por el imperio y el hecho de que ésta habría de tener como excusa la “asistencia humanitaria”, es puesta nuevamente en evidencia por unas amenazantes declaraciones del presidente Trump, proferidas el día de ayer, luego de reunirse con su secretario de Estado, Rex Tillerson; su asesor de seguridad nacional, H.R. Mc Master; y su embajadora ante la ONU, Nikki Haley (9), según las cuales, a juicio suyo, “La gente (en Venezuela) está sufriendo y muriendo”, y que para intentar solucionar tal crisis“… tenemos muchas opciones, incluyendo una posible opción militar, en caso de ser necesario”.
La circunstancia de no haber logrado un pronunciamiento favorable a la invasión, ni en la ONU, ni en la OEA, por más que lo han intentado en diferentes oportunidades, aunada al hecho de que desde hace algún tiempo ha optado por querer compartir los costos financieros y políticos, determina que el imperio no asuma en solitario la invasión, sino que lo haga con el concurso de algunos de sus países aliados en la región, como aquellos que bajo sus órdenes se reunieron en Lima, Perú, hace algunos días, bajo la vergonzosa supervisión de Canadá, esto es: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá y Paraguay, para aprobar una extremadamente injerencista y vergonzante declaración en contra de nuestro gobierno. La participación de las fuerzas armadas de la gran mayoría de estos países en las maniobras militares conjuntas denominadas AmazonLog, a celebrarse en Tabatinga, Brasil, del 06 al 13 de noviembre de 2017, hace de dicha cita una ocasión ideal para intentar satisfacer esta profecía auto realizada del imperio.

Debo decir para finalizar, que más les valdría no intentarlo, pues tengo la más absoluta convicción de que habremos de derrotarlos con base en el desempeño de nuestra poderosísima unión cívico militar y el apoyo de las potencias amigas.
¡La actual coyuntura nos ha permitido demostrar nuevamente que somos un pueblo de paz, pero si se atreven a venir por nosotros no tendremos más remedio que propinarles su segunda derrota militar en América!

¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!

Caracas, agosto 12 de 2017

AMÉRICA LATINA EN MOVIMIENTO: http://www.alainet.org/es/articulo/187388



Trump, la CIA y los publicistas


04/08/2017

(FRAGMENTO FINAL DEL ARTÍCULO):

¿Hasta dónde llegará Trump?
A la par de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente y el debilitamiento en número (y crecimiento en violencia) de las protestas opositoras, en los últimos días se registró una intensificación de las amenazas de carácter militar por parte de EE.UU.
El 20 de julio, en el Aspen Security Forum 2017 realizado en esta ciudad estadounidense de Colorado, el director de la Agencia Central de Inteligencia, Mike Pompeo, aseguró que tenía que ser cuidadoso en sus palabras: “Estamos muy esperanzados de que pueda haber una transición en Venezuela”.
“Desde la CIA estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo para entender la dinámica allí, para comunicársela a nuestro Departamento de Estado y a otros, como los colombianos. Acabo de estar en Ciudad de México y en Bogotá la semana pasada, hablando sobre este tema, tratando de ayudarlos a entender las cosas que ellos podrían hacer para tener un mejor resultado en su porción del mundo y en nuestra porción del mundo”, dijo.
Pompeo no hizo más que blanquear algo que era bastante obvio, y que se puede observar a partir de la ofensiva que estos países, acompañados por Brasil, Argentina, Perú, Chile, Paraguay y Honduras, entre otros, desarrollan en la OEA, en el Mercosur y en todos los foros posibles.
En este contexto es significativo analizar una entrevista a Eric Vergara, presentado como ex agente de inteligencia norteamericana y “experto en seguridad nacional”, realizada el 27 de julio por el canal El Venezolano TV, que tiene sede en Miami y filiales en Madrid y en Panamá.
Vergara aseguró que tiene fluida comunicación con varias fuentes de la “comunidad de inteligencia” y que EE.UU. se apresta a realizar una intervención militar junto a “unidades de asunto civil” del Departamento de Estado.
“En 72 horas tenemos a Venezuela controlada, tácticamente y estratégicamente con control de su gobierno, junto al Departamento de Estado, el de Justicia de EE.UU. y asuntos civiles comenzamos a implementar control de los gobierno locales y a meter lideres”, alentó Vergara, quien considera que esa es la única solución para impedir que Venezuela se transforme en una nueva Cuba.
“(Después del ataque militar) lo primero que se hizo en Irak fue mandar unidades de asuntos civiles”, relató. “Luego se establece un gobierno intermediario y allí el Departamento de Estado empieza a trabajar no solamente con líderes de la oposición en Venezuela, sino también con los que están en el exilio, para implementar un gobierno temporario y (después de todo eso) tener elecciones libres”, dijo. Nadie mencionó que en los últimos 18 años en Venezuela se hicieron 21 elecciones y que el período presidencial en curso, según mandato constitucional, recién finaliza en abril de 2019.
Pero si faltaba algún elemento para preocuparse, lo ofreció el New York Times el 1 de agosto. En un artículo firmado por Nicholas Casey, el influyente periódico analizó que las elecciones de la Asamblea Constituyente representaron “un golpe dramático a la oposición venezolana”, que “no había estado en un punto tan bajo” desde el fallido golpe de Estado contra Chávez en abril de 2002.
El análisis, que no considera como posibilidad el establecimiento de un diálogo sobre la base del reconocimiento del chavismo y el respeto a la votación popular, plantea que las alternativas de la oposición son “limitadas”, pero sólo desarrolla explícitamente una: intensificar las protestas en las calles.
“Aunque dado que el gobierno comenzó a prohibir las manifestaciones callejeras el fin de semana de la votación constituyente -afirma falsamente-, no queda claro si esa opción siquiera será viable”. Así finaliza el artículo, dejando abierta la pregunta de cuál será entonces la opción que “le queda” a EE.UU. para derrocar el gobierno de Venezuela, como en las últimas semanas han exigido Pompeo, el secretario de Estado, Rex Tillerson y el propio presidente Donald Trump.

AMÉRICA LATINA EN MOVIMIENTO: http://www.alainet.org/es/articulo/187330


Director de la CIA admitió trabajar con Colombia y México para intentar derrocar a la Revolución Bolivariana

24 Julio, 2017 
Leer más en:

Pdte. Maduro emplazó a Trump, Santos y Peña Nieto explicar confesiones de CIA en golpe a Venezuela


El Imperio contraataca

(VIDEO) Secretario de Estado Rex Tillerson dice que EEUU está estudiando la forma de derrocar a Maduro

Por: público.es | Miércoles, 02/08/2017 04:51 PM


VIDEO (1’21”):
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Secretary of State Rex Tillerson on Venezuela



Maduro: Kuczynski incita una coalición para agredir a Venezuela


Publicada: jueves, 3 de agosto de 2017 14:37
Actualizada: jueves, 3 de agosto de 2017 17:41
VIDEO
El presidente venezolano llama a su homólogo peruano un ‘inmoral’ que pretende formar una coalición de países para agredir a Venezuela.
El presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, convocó un encuentro “para preparar una coalición para lanzar una agresión económica, política, diplomática y militar contra Venezuela”, aseveró el miércoles Nicolás Maduro, rechazando así una reunión de cancilleres convocada por Perú para tratar la crisis venezolana.
Leer más en:

Guerra avisada no mata a soldado

(VIDEOS) Donald Trump no descarta una "opción militar" contra Venezuela para derrocar al Presidente Maduro

 

Por: Aporrea.org

Viernes, 11/08/2017

WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó hoy estar considerando una posible acción militar contra Venezuela, en respuesta a las últimas medidas del presidente Nicolás Maduro, las cuales según el régimen estadounidense, estan destinadas a erosionar la democracia y mantenerse en el poder.
Hablando a reporteros de prensa en su campo de golf de New Jersey, Trump afirmó que no va a descartar una opción militar contra Venezuela.
"Tenemos muchas opciones para Venezuela, incluyendo una posible opción militar, si es necesario," dijo.
Al preguntársele si participarían tropas de EEUU, Trump rehusó a confirmar o negarlo. "Nosotros no vamos a hablar de eso, pero una operación militar, una opción militar, es ciertamente algo que podríamos implementar", agregó.
Leer más en:
APORREA: https://www.aporrea.org/actualidad/n312932.html

sábado, 5 de agosto de 2017

ESPAÑA: ¿Quién teme a la constituyente venezolana?

El miedo de las élites europeas a los procesos constituyentes tiene mucho de terapia preventiva
Mariano Rajoy teme a la Constituyente venezolana. Felipe González y Jose María Aznar, Albert Rivera y Pedro Sánchez, hasta el calculador Pablo Iglesias teme a la Constituyente. La oposición golpista venezolana y Donald Trump temen a la constituyente. Los empresarios venezolanos que especulan con la comida del pueblo, las hordas de jóvenes desclasados y bien pertrechados que queman a chavistas, los intelectuales orgánicos, los que callan, los que otorgan, los paraperiodistas que no paran de disparar a las audiencias europeas. Todos sienten que se les acaba el tiempo para torcer el brazo a la revolución bolivariana.
Hay muchos y distintos tipos de miedos que atraviesan el ámbito de la política. El miedo a un proceso constituyente es parecido al miedo que históricamente ha aterrorizado a las oligarquías cuando avizoran una posibilidad revolucionaria por pequeña que esta sea. A veces, es un miedo irracional pues hay pueblos sumisos y doblados por el talón de hierro capitalista que no guardan rescoldo alguno de rebelión. Pero eso no importa ni al orondo y clásico burgués, ni al joven tiburón especulador. Si hay una remota posibilidad de que ese pueblo despierte ahí estarán, la amenaza terrorista, las leyes mordaza, el caos tercermundista y la crisis económica que todo lo explica. El miedo de las élites europeas a los procesos constituyentes tiene mucho de terapia preventiva, es un “por si acaso mejor prevenir que curar”.
El miedo del imperialismo estadounidense es otro tipo de miedo. Es el histórico miedo del esclavista a que los esclavos dejen de cultivar la tierra y se liberen, es el miedo del colono a un ataque de los indios sobrevivientes. Es el miedo a que los asesinados, los desaparecidos, los torturados y los saqueados latinoamericanos reclamen justicia. A que el retrato del imperialista salga a la luz y se vea nítidamente y sin máscara su democracia realmente existente. Donal Trump y antes Barak Obama temen que América Latina deje de ser un patio trasero donde hacer ricos negocios que oxigenen la economía estadounidense.
El miedo español es un miedo neofranquista y tiene su origen en una Constitución sin Asamblea Constituyente. La historia de nuestra Constitución es la historia de un apaño, de una componenda entre las élites franquistas y las nuevas élites socialistas y nacionalistas, ambas conectadas por finos hilos geoestratégicos a los intereses estadounidenses.
No hubo pueblo español, ni vasco, ni catalán, ni siquiera franquista que participara en la elaboración de la Constitución española de 1978. Las elecciones del 15 de abril de 1977 no fueron para elegir a una cámara constituyente que elaborara ninguna constitución. Fue la Ley de Reforma Política (15 diciembre de 1976), aprobada por las Cortes Franquistas la que sentaba las bases para elegir a unos parlamentarios que a su vez designaran una Comisión de Asuntos Constitucionales compuesta por sólo 7 miembros repartidos entre comisionados de probado curriculum franquista como el ministro de Información y turismo Manuel Fraga Iribarne o Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, letrado del Consejo de Estado y Secretario General técnico del ministerio de Justicia; y comisionados vinculados al emergente y ambicioso PSOE como el abogado Gregorio Peces-Barba o Jordi Solé Turá. Después, sólo después de que la lápida del consenso enterrara la esperanza de recuperar la democracia republicana se hizo un referéndum legitimador.
Para la reforma constitucional del 2011 tampoco hubo necesidad de preguntar al pueblo, y eso que el artículo a reformar, el 135, era nada menos que aquel que obliga a cualquier gobierno, sea del signo que sea, a priorizar el pago de la deuda antes que cualquier otro gasto del Estado, primero la bolsa y luego la vida. Quince días para maniatar al próximo gobierno y ni siquiera un referéndum de ratificación ¿Por qué había de opinar el pueblo si ya opinan sus representantes? ¿Por qué preguntar si las respuestas venían dadas desde la troika europea?
¿A qué se debe que las Constituciones den tanto miedo y los procesos constituyentes mucho más?
La Constitución es la regla básica que fundamenta y ampara el sistema jurídico de un país así como el funcionamiento de las instituciones y poderes de un Estado. Se suele decir que es la ley de leyes. Las constituciones establecen los marcos jurídicos pero a su vez éstos implican una redefinición del Estado y de la fuente de la soberanía. Cuando son el resultado de procesos constituyentes suponen la incorporación de los ciudadanos a la discusión, elaboración y ratificación de la constitución, caso que se dio en Venezuela en 1999; estamos hablando de procesos en los que hay una ratificación popular del contrato social en la que los ciudadanos establecen y aprueban los instrumentos concretos para el ejercicio del poder del Estado y sus instituciones. Es algo así como si los ciudadanos participaran en la elaboración de los instrumentos que puede utilizar el Estado para gobernar y al mismo tiempo dijeran qué herramientas no pueden ser utilizadas.
Las constituciones otorgan poder al Estado pero también limitan el ejercicio de ese poder. Las clases populares, siendo la fuente de poder en el proceso Venezolano, se convirtieron también en 1999 en fuente de derecho pues no se limitaron solo a votar una constitución previamente elaborada por juristas o comisionados no electos, sino que participaron activamente en la elección de los encargados de elaborar el articulado de la Constitución y también en discutir y debatir sobre las propuestas que éstos realizaban.
Cada Constitución, dice el constitucionalista Roberto Gargarella, trata de responder a uno o varios problemas, o lo que es igual, trata de remediar algún mal; nos dice: “las Constituciones nacen habitualmente en momentos de crisis, con el objeto de resolver algún drama político-social fundamental” 1
La Constitución de 1999 en Venezuela vino a resolver tres problemas básicos: la incorporación de los sectores populares a las tareas de gobierno, es decir, convertir a estos sectores en sujetos políticos protagónicos, en segundo lugar, recuperar la soberanía sobre los recursos naturales (especialmente el petróleo), y en tercer lugar, resolver el drama de la desigualdad social.
La movilización social, el cambio de correlación de fuerzas y la acumulación de poder social fueron el punto de partida de las nuevas Constituciones latinoamericanas tanto en Venezuela como en Ecuador o en Bolivia; y también la crisis del modelo de acumulación capitalista en estos paises.
Pero esa recuperación de la soberanía popular que significó la Constitución de 1999 sólo podía estabilizarse con la mejora de las condiciones de vida al tiempo que se desarrollaba una cultura política de participación real y efectiva. Ambos procesos, mejora económica y participación política, son los que han dado y dan legitimidad al gobierno bolivariano. Son las bases del poder popular que derrocó al golpe contra el gobierno bolivariano en el 2002.
Dieciocho años después de esa Constitución, ha habido 24 procesos electorales, se ha avanzado en casi todos los indicadores sociales (educación, desarrollo, vivienda, salud…), como demuestran los datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) de Naciones Unidas. Pero el contexto nacional e internacional han cambiado. A pesar del avance en cultura democrática y participación –o precisamente por ello-, el gobierno de Nicolás Maduro perdió la mayoría de la Asamblea Nacional que ahora se encuentra en manos de la llamada “oposición venezolana” –un conglomerado de más de 20 partidos unidos sólo por el odio al gobierno bolivariano2, una Asamblea que además sesiona en desacato. La llamada oposición y las oligarquías empresariales han emprendido una hoja de ruta que, como en la Chile de Allende, trata de reventar la economía (inflación inducida, embargo comercial encubierto, bloqueo financiero internacional), someter por hambre a las clases populares (boicot en el suministro de bienes de primera necesidad, desabastecimiento programado), bloquear las instituciones, tomar las calles con la violencia extrema, crear un gobierno paralelo y finalmente, si no se derroca al gobierno bolivariano ni se quiebra al ejército bolivariano, habrá creado las mejores condiciones para una intervención humanitariamente armada.
Tal vez no a través de la IV Flota estadounidense próxima a las costas venezolanas, pero como declaró hace apenas unos días Michael Richard Pompeo, director de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), se trabaja con los gobiernos de Colombia y México para evaluar las maniobras necesarias para lograr un cambio de gobierno en Venezuela3.
Internacionalmente la región latinoamericana ha sufrido un retroceso provocado por la derrota del gobierno progresista de Cristina Kirstchner, los golpes parlamentarios en Brasil (2016) y Paraguay (2012), precedidos por los Golpes de Estado de Haití (2004) y Honduras (2009). La integración regional se ha ralentizado por los Estados más afines a Estados Unidos, como Colombia o México. La OEA (Organización de Estados Americanos) vuelve a ser esa organización internacional instrumentalizada por el imperio contra los gobiernos latinoamericanos díscolos.
También a escala global el imperio estadounidense y sus aliados tienen sobre sus cabezas la espada de Damocles de una crisis económica que sólo resuelven aumentando la presión y la desposesión de sus poblaciones (saqueo de lo público, austeridad, recortes, precarización…). Llevar la guerra a cualquier parte del mundo donde haya algo que saquear, recuperar cuotas de influencia frente a Rusia o China y disciplinar a sus propias poblaciones, se hace urgente y necesario. Así, apoyar a las llamadas oposiciones, moderadas, armadas o de colores es la única política internacional realista para las necesidades imperiales.
Ante este nuevo contexto nacional e internacional, el Poder electoral venezolano, a propuesta del Presidente (de acuerdo con el artículo 348 de la Constitución) ha convocado elecciones para una Asamblea Nacional Constituyente el 30 de julio. No hay constitución que aguante tamaña embestida.
Cada venezolano podrá votar una vez territorialmente y una vez por el sector y subsector que le corresponda. Los comisionados electos tendrán que reformar la Constitución de 1999 para tratar de resolver esta vez los siguientes graves y nuevos problemas que se resumen en 9 temas propuestos para la reforma:
1) Constitucionalizar las Misiones (salud, vivienda, educación…) creando un sistema público que garantice por ley los avances sociales,
2) dotar de instrumentos más eficaces para defender la soberanía nacional y el rechazo al intervencionismo,
3) constitucionalizar las comunas y consejos comunales para hacer de la participación un requisito democrático,
4) crear instrumentos jurídicos y penitenciarios para luchar contra la impunidad, el terrorismo y el narcotráfico,
5) caminar hacia un sistema económico menos dependiente del petróleo,
6) luchar contra el cambio climático y el calentamiento global,
7) favorecer los procesos de paz, reafirmar la justicia y aislamiento de los violentos,
8) Desarrollar los derechos y deberes sociales,
9) una nueva espiritualidad cultural y venezolanidad, garantizar el carácter pluricultural y la identidad cultural.
El miedo a la constituyente venezolana se ha convertido en pánico en las pantallas
Los paraperiodistas dan diariamente el parte de guerra: 80, 90, 100 muertos, 20,30, 40 heridos. ¿Quiénes eran, a manos de quién, estaban en la manifestación?,-detalles irrelevantes-; huelga general, 70%, 90% de seguimiento –¿quién da esas cifras, están comprobadas? –detalle irrelevante-; nueva manifestación que es reprimida violentamente; ¿por qué es reprimida, en qué consiste la represión de la policía si solo vemos manifestantes tapados que arrojan cócteles y disparan morteros? – detalles irrelevantes. Qué extraña “dictadura” la venezolana donde los periodistas nacionales e internacionales campan a sus anchas por las calles grabando la “represión policial”. Paraperiodistas que solo beben de las fuentes de la oposición, que no desaprovechan la oportunidad de disfrazarse de reporteros de guerra, que nunca entrevistan al pueblo bolivariano, que repiten cual papagayos las consignas de la llamada “oposición”.
Todo vale en la propaganda de guerra, quien paga manda. El paraperiodista está siempre del lado correcto, el del empresario, el del gobierno si es un medio nacional, como televisión española, y si el gobierno español se ha pronunciado declarando enemigo al gobierno venezolano, pues ellos están ahí sirviendo a la patria.
Los paraperiodistas españoles tienen un serio entrenamiento: descubrieron armas de destrucción masiva en Iraq, nos convencieron de que para quitar el burka a las afganas había que facilitar a USA la intervención, justificaron el bombardeo de la OTAN en Yugoslavia, el asesinato de Gadafi, el golpe de Estado del 2002 en Venezuela, han apoyado a la más que moderada, moderadísima oposición siria, en fin, una probada fidelidad a las Agencias de información y a las orientaciones imperiales. Lástima que según un informe de la Universidad de Oxford de 2015, de los 11 países consultados en Europa, los medios de comunicación españoles son los menos creíbles y los segundos menos creíbles de los 12 países estudiados a nivel mundial.
Sin embargo, hay quienes no temen a la Constituyente venezolana, es más, hay quienes la defienden incluso a riesgo de su vida. Es el pueblo venezolano, son las clases populares que no se han dejado engañar ni amedrentar. Es el pueblo que rinde homenaje a la memoria de su comandante que les colocó en la historia. Son los que recibieron educación, libros gratis, vivienda, salud,… No temen a la constituyente los líderes barriales, los obreros, los dirigentes, miles de venezolanos que se postulan para servir a su pueblo.
Nadie que conozca la historia reciente de Venezuela, nadie que conozca los planes imperiales, nadie que haya soñado alguna vez con que en su país le hubieran dejado participar en un proceso constituyente, puede temer a la Constituyente venezolana.
27/07/2017. Ángeles Diez es Doctora en CC. Políticas y Sociología, profesora de la Universidad Complutense de Madrid.
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Notas
1 Gargarela R., El nuevo constitucionalismo latinoamericano: Promesas e interrogantes; CONICET/CMI
2 Composición de la Oposición Venezolana, MUD, compuesta por 19 partidos, originariamente por 31

viernes, 4 de agosto de 2017

AMLAT: Por la Constituyente sí, pero también contra Trump y el intervencionismo

Por Aram Aharonian 
El mundo no se acabó el 30 de julio, y Venezuela tampoco, pese a que la campaña contra la Asamblea Nacional Constituyente tuvo en el presidente estadounidense Donald Trump a su comandante en jefe, secundado por varios injerencistas e intervencionistas regionales y mundiales de segunda línea. Y posiblemente esta elección abra la posibilidad de construir un acuerdo negociado entre gobierno y oposición con una visión de coexistencia entre las partes.
A pesar del rechazo por parte de la oposición venezolana, de la exigencia de 13 de los 34 países de la Organización de los Estados Americanos (OEA) de suspenderla, de las advertencias hechas por la Unión Europea que este proceso aumentaría el riesgo de confrontación en el país, de las recientes sanciones concretadas por Washington y de la intensa campaña de terror mediático internacional, los miembros de la Constituyente se eligieron este domingo en una fiesta cívica a la venezolana.
El apoyo a esta elección de constituyentes en Venezuela –y así a la continuidad del gobierno bolivariano- llega tras el triunfo de Daniel Ortega y el sandinismo en Nicaragua y de Lenín Moreno en Ecuador, junto al debilitamiento de gobiernos neoliberales como el golpista brasileño de Michel Temer y el de Mauricio Macri en Argentina, y el posicionamiento de la oposición progresista en Honduras y Paraguay.
La masiva concurrencia demuestra el nivel de conciencia alcanzado por el pueblo desde 1999. La gente salió a derrotar la violencia, el terror, asumió su épica de manera personal (cruzando arroyos y ríos, calles bloqueadas, evadiendo paramilitares y malandros), haciendo lo imposible para cumplir con su deber cívico, político, ético, moral... superando las amenazas de adentro y de afuera. Haciendo recordar aquel 13 de abril de 2002 cuando ese mismo "pueblo bravío" salió a las calles, constitución en manos, a demandar el retorno de su presidente constitucional Hugo Chávez, derrocado brevemente por un golpe cívico-militar.
Pero ese apoyo recibido por el gobierno de Maduro incluye un necesario golpe de timón, que incluya las transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales para el fortalecimiento de un estado socialista, basado en las comunidades, en los intereses populares. También habrá que lidiar con los que desde adentro destruyen el legado de Chávez, y con los apátridas dispuestos a entregar Venezuela -y sus recursos naturales- a los intereses de Estados Unidos y las corporaciones trasnacionales.
Es difícil para EEUU y sus repetidoras aceptar la realidad. La verdad-real se impuso a la verdad-mediática, a la posverdad, lo que no significa que no continúen en su intento de condenar, demonizar, aislar a Venezuela bolivariana, locomotora del renacimiento del ideal de integración regional. Es difícil que los líderes de la oposición varíen su rumbo, a pesar de su falta de credibilidad y sus fracasos en cadena: la violencia no da réditos.

Despertar de golpe a la realidad
Habitualmente, cuando la oposición venezolana trata de dar un golpe de estado (hace tres lustros que lo intenta) el chavismo se reagrupa y crece, y ahora más en el marco del rechazo a las declaraciones y amenazas a granel de Trump (quizá convertido sin quererlo, en el mejor apoyo a Nicolás Maduro) y la injerencia extranjera en los asuntos de Venezuela. Pocos esperaban esta movilización popular, esta afluencia de votos.
Hubo otras acciones que contribuyeron a que muchos votaran, como el aumento sustancial de la distribución de alimentos y la práctica eliminación de las colas de horas para abastecerse; los periódicos reajustes de los sueldos y las pensiones; el rechazo de muchos opositores a las acciones violentas financiadas por sus dirigentes a delincuentes y paramilitares, y la organización de las bases chavistas para orientar a los votantes.
Sería irreal pensar que un acto electoral daría por terminado el conflicto político, pero hay una pieza nueva en el tablero de ajedrez: la existencia de una Asamblea Constituyente que bien puede profundizar el conflicto, o ayudar a superarlo con un llamado a un proceso de negociaciones, quizá con acompañamiento internacional. Las bases del acuerdo al que se arribe pudieran incluso constitucionalizarse de mutuo acuerdo y someterse a una consulta consensual antes de la elección presidencial.
La oposición, insuflada por el terrorismo mediático internacional que trató de inviabilizar el acto cívico, declaró (como desde hace 18 años) el fraude antes incluso del acto electoral; señaló que no fue concurrido, que no vale y no es legal. Seguirán los argumentos enfrentados y contrastantes sobre lo acontecido.

El problema de fondo sigue siendo el económico. Mientras no mejore la economía, habrá malestar social y político. Para algunos analistas, agosto parece ser momento para que el gobierno se anime a modificar la política cambiaria y permitir que el empresariado comience a manejar sus propias divisas.
La semana anterior a la elección de constituyentes, y protagonizada por la Mesa de la Unidad “Democrática” (MUD), la cúpula empresarial y por la oposición política que siempre ha representado un papel antidemocrático, una nueva versión de paro cívico de julio de 2017, pretendió superar el rotundo fracaso de la puesta en escena en 2002-2003.
Esta vez intentaron una paralización ya no mediante el sabotaje de la empresa petrolera y la privación de la gasolina a los transportistas sino impidiendo la movilización de personas y de bienes; colocando obstáculos en las calles y promoviendo actos de violencia copiados de películas gringas: explosiones, incendios, violencia, armas, terror, fuego, y hasta héroes enmascarados con capas y escudos, a los que solo les falta volar.
“La lucha no solo va a continuar, sino que se va a profundizar con toda la fuerza y dignidad”, señaló el dirigente opositor Julio Borges.  “Es un momento dramático y peligroso pero no la batalla final”, concluyó el exfuncionario chavista y ahora opositor Vladimir Villegas.
“La oposición está esperando el momento en que se establezca la ANC para anunciar un Gobierno paralelo. Esto será caldo de cultivo para la intensificación del clima de guerra y corremos el terrible riesgo de que se genere una guerra civil”, señaló Felipe Pachano Azuaje, profesor de la Universidad de los Andes
Mientras, la Iglesia Católica sigue respaldando el terrorismo y a la oposición, por todos los medios, pese a lo que diga el Papa. Es repugnante la utilización de las misas para imponer un punto de vista partidista, así como el uso supersticioso que hacen sacerdotes de versículos de la Biblia, como el que refiere al 666. Catolicismo no es cábala, señala el politólogo Puchi.

Hablando de cifras
Según la encuestadora Datanálisis, guionista habitual de la MUD, el 72,2% de los ciudadanos rechaza la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). La mayoría de los dirigentes de la oposición dicen que el chavismo ha desaparecido, que el 80 % de la población se opone al gobierno. Si el 80% es opositor no se entiende el porqué de todo el esfuerzo y la violencia desatada para impedir que los ciudadanos concurran a votar.
La oposición especulaba que el miedo que lograron infundir en episodios en los que han quemado vivos ciudadanos, acciones violentas (más de 110 muertos y 1.500 heridos), como la destrucción de máquinas electorales en las fronterizas Táchira y Mérida, pudiera reducir la votación. Junto a ello sumaban las dificultades para transitar libremente a causa de las barricadas instaladas y el temor a ser baleado en el camino al centro electoral y de que marquen las casas de quienes voten, como hacían los nazis con las casas de los judíos.
No fue casualidad que la oposición haya “inventado” la cifra de 7.676.894 votos en el “plebiscito” interno realizado el domingo 16 (con escasa participación y actas quemadas ipso facto, sin que las revisara nadie). El Registro Electoral contiene unos 19 millones de ciudadanos. En las 20 elecciones realizadas desde 1999 se ha producido una abstención media del 20 al 25% (de 3.800.000 a 4.750.000 electores).  
El chavismo ha logrado promedialmente un 55% de los votos (que serían en esta elección entre 7.837.000 a 8.360.000 votos). De no alcanzar esa cifra “mágica” manejada por la oposición dos semanas atrás, podrían hablar de fracaso gubernamental

EEUU tomó el mando
El pasado 13 de julio tuvo lugar una reunión secreta en la misión estadounidense de la OEA en Washington, presidida por el exrepresentante permanente de EEUU ante este organismo, Michael Fitzpatrick, y el director para América Latina del Consejo de Seguridad Nacional, Juan Cruz, con selectos invitados diplomáticos de Latinoamérica, el Caribe, Europa y Asia, a quienes instruyeron para iniciar una fuerte campaña mediática en contra de la Asamblea Constituyente y anunciaron sanciones contra Venezuela y los chantajearon para que sus gobiernos impusieran sanciones bilaterales, similares a las operadas por Estados Unidos.
Conscientes del fracaso de la OEA, avanzan con quienes pueden chantajear. Fitzpatrick y Cruz entregaron en la reunión copias de dos artículos que delinean la táctica político-ideológica del actual Departamento de Estado en su lucha contra el gobierno bolivariano: Un texto publicado el 23 de junio en The Wall Street Journal (“La última batalla por la democracia en Venezuela”) y “La bomba de hidrógeno de Maduro” publicado por “Caracas Capital Markets”, en la cual se llama a evitar la “cubanización” de Venezuela.

Las órdenes fueron respetadas: El presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, tuiteó el 16 de julio que “suspender la constituyente” (…) “es el único camino para lograr la paz en Venezuela”; el colombiano Juan Manuel Santos, pidió el 17 de julio “desmontar la constituyente”, el mismo día que Trump dijo que “Estados Unidos tomará fuertes y rápidas medidas económicas”, palabras repetidas por los portavoces del Departamento de Estado Heather Nauert y Sean Spicer. Brasil, Argentina, Costa Rica, Puerto Rico, Perú y México, se han sumado a la línea dictada por EEUU.
En completa concordancia con el “grupo de amigos” (injerencistas, golpistas) de Kirkpatrik y Cruz, la alta representante de la Unión Europea para la política exterior, Federica Mogherini, instó a Maduro a suspender la Constituyente y amenazó con que todas las opciones, incluidas las sanciones, “están sobre la mesa”. 
¿Alguien a estas alturas le quedan dudas sobre los planes de Washington sobre Venezuela, a la sazón, dueña de la reserva petrolera certificada más grande del mundo, también de oro, y la cuarta más grande de gas? El problema de Washington es que la oposición ha fracasado en cada intentona (por las buenas, por las malas y las peores también), al igual que el “ministerio de las colonias” en el que intentan convertir nuevamente a la OEA.

La desvergüenza de los intervencionistas
Los grandes poderes de Occidente ya mostraron su voluntad de terminar con el actual gobierno de origen chavista. El viejo y corrupto líder del socialismo español, Felipe González, pide que las Fuerzas Armadas de Venezuela intervengan y den la solución; Luis Almagro, el uruguayo Secretario General de la OEA, convoca a su amigo, el argentino Luis Moreno Ocampo –ex Fiscal del Tribunal Penal Internacional-, para que analice la posible existencia de delitos de lesa humanidad y se pueda llevar a Tribunales Internacionales a autoridades venezolanas.
Mike Pompeo, Jefe de la CIA reconoce estar visitando a los gobernantes de Colombia y México para buscar un gobierno “estable y democrático” en Venezuela, dado que allí Estados Unidos tiene "profundos intereses".
Esta injerencia es un avance de la campaña de prensa (terrorismo mediático) que ya vienen desarrollando sobre la violencia existente en Venezuela. La mayor parte de los más de 110 muertos que lleva esa violencia tiene que ver con hechos provocados por sectores vinculados a la oposición y financiados por EEUU, España y Colombia, que crecen en el ejercicio de la violencia, mientras pierden en capacidad de movilización.
Quizá no sea correcto calificar todos los actos de violencia de calle como terrorismo. Pero el impedir por la fuerza y bajo amenaza que la gente salga de su casa sí tiene las características propias del terrorismo: es una acción contra la población civil, que se basa en la violencia y genera miedo o terror.
El semanario financiero The Economist en su edición del 29 de julio (un día antes del acto electoral) tituló: “Venezuela en el caos – Lo que el mundo debiera hacer”. ¿En nombre de quién, o de qué, “el mundo” debiese intervenir, hacer algo, inmiscuirse en lo que las reglas de la convivencia internacional suelen llamar ‘asuntos internos’?, pregunta Louis Casado. El “mundo” en este caso quiere decir los EEUU, agitador en jefe y financista de lo que ocurre en Venezuela, preconiza muros contra la inmigración, no contra sus intervenciones militares.
Hablan de caos, de guerra civil, cuando en 2014, según el FBI, hubo en EEUU 8 mil 124 muertes por disparos de armas de fuego, sin que nadie se conmoviese. Según el New York Times, en EEUU “la tasa de homicidios cometidos con armas de fuego es de 31 por cada millón de habitantes, el equivalente de 27 personas asesinadas cada día”. En México se produjeron 1.938 homicidios solo en el mes de enero, parte de las decenas de miles de asesinatos cometidos por narcotraficantes y paramilitares. Pero, The Economist mira para otro lado, claro.
 “Dar vuelta” esa información, al igual que ocultar las horrendas muertes -por el fuego- de gente del pueblo, producidas por los provocadores, no son errores, ni casualidades, son políticas pensadas en laboratorios inhumanos, destinadas a sembrar el terror y convencer a la opinión pública. Algo semejante ya se vino practicando en la guerra de Siria.
Desde una radio chilena que me entrevistaba me reclamaron que dijera que el domingo “no va a pasar nada”. “¿Pero usted no lee los diarios, no ve televisión?”, me espetó la periodista. Precisamente por ello, le respondí. Y le recordé que una de las pocas veces que Estados Unidos y la Unión Soviética se pusieron de acuerdo en la ONU, fue para aprobar el reconocimiento del derecho de los pueblos a decidir de su propio destino.
AMÉRICA LATINA EN MOVIMIENTO: http://www.alainet.org/es/articulo/187188

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